Vino / Wine

19:35:00 Aitana 2 Comments

Y ahí voy yo, que salgo de trabajar después de una reunión con mi jefe, en la que hemos echado un vistazo a las gráficas con las que llevo peleándome tres semanas, y tras un buen rato de conversación comentando mis dibujos y alguna que otra risa me dice: buen trabajo, y salgo del despacho con otra lista interminable de cosas por hacer. Y salgo a la calle y ya no llueve, ni hace frío y cojo el autobús y vuelvo a pensar que porqué ponen pegatinas en las ventanas de los autobuses, así no puedo ver nada!!! Y llego a la ciudad y decido que no quiero irme todavía a casa, y me voy a dar un paseo, a ver qué tiendas están todavía abiertas. Y me encuentro con una vinatería pequeñita (wineseeker) que no había visto antes, y vacilo un poco antes de entrar, esos sitios siempre me imponen un poco, pero me echo al lío porque llevo unos días buscando algún sitio donde tengan vino español. Así que mientras ojeo los vinos que tienen la chica de la tienda me dice que si quiero participar en la degustación de vinos de una bodega que se encuentra en Hawke's Bay (salvare), y por supuesto le digo que sí. Y el chico que explica los vinos tiene una mirada verde que marea un poco, o quizá es que ya me he bebido el primer blanco, y mientras disfruto del segundo, el dueño de la tienda me pregunta si me gusta, y yo le digo que sí, pero que me gustaría más si estuviera más frío, que el vino tinto no me gusta frío, pero el blanco sí. Y entonces sonrío recordando aquel día en el que se me ocurrió, por fin, decir:  no me gusta el vino tinto frío, cuando llevábamos dos meses comiendo con vino expresamente metido en la nevera. Y vuelvo al chico en cuestión para decirle que si me sirve tinto, y mientras me explica como ha sido fermentado en barrica yo pienso que me gusta su sonrisa, y que la camisa verde hace juego con sus ojos. Y cuando me pregunta que de dónde soy y le digo que española, le brilla por un momento la mirada, o quizá sólo es que ya voy por el tercer vino, porque después de 20 minutos de charla intrascendente no sé qué más contarle, y todavía no me ha pedido el teléfono, así que me despido con esa sonrisa que sé que es perfecta y pienso que mis habilidades sociales están a la baja. Así que salgo de la vinatería un poco mareada, no sé si por las miradas o por los vinos, y me doy cuenta de que me he suscrito al club de vinos de la tienda, que dentro de dos semanas tenemos un curso de cata y que he prometido una visita a la bodega. Así que, bastante satisfecha por el desarrollo de los acontecimientos, me dirijo al mercado de siempre y busco un buen vino español, que no encuentro, y me decido entonces por uno Chileno, de los que tengo buenas referencias. Así que cojo mi botella y me voy sonriendo a casa, mañana compraré una copas, y esperaré un momento adecuado para sacar el vino y el queso, o el chocolate negro. Y hasta que llegue ese momento, saber que tengo vino, queso y chocolate en la alacena siempre me hace sentirme un poco más cerca de casa.


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2 comments:

  1. claro que si y leyendo tus escritos parece que estes tb aqui cerquita.....

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  2. Aitana!! adelante, siempre adelante!!!

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