Después de una semana en la cama con un dolor de cabeza horrible y unos mocos como para poner una fábrica, decido, ayudada por mi padre llamaalmedicollamaalmedicollamaalmedico, llamar al médico. Me dan hora para dentro de una hora, me ducho, me visto, y subo a la universidad (voy al médico de la Uni). Tres personas en la sala de espera y después de 5 minutos me recibe una doctora que se sienta en frente de mi, sin mesa por el medio, y me dice qué te pasa reina (o algo así), asi que yo le suelto mi rollo y me hace las preguntas de rigor. Me cuenta lo que tengo, y que lo mejor sería tomar antibióticos, pero que depende de mi, si me los quiero tomar o no. Me da un bote de suero salino y con su mejor sonrisa me dice, si en unos días no te encuentras mejor, vuelve.

Así que me arrastro a la farmacia con mi receta de los antibioticos y los painkillers (mencanta esa palabra que literalmente significa asesinos del dolor, es decir, paracetamol), y cuando llego a la farmacia el farmacéutico me dice que tardará unos 5 minutos. A los 5 minutos  me trae las cositas que le he pedido, y se apunta mi dirección, porque todo el que trae receta para medicamentos tiene que quedar registrado en una base de datos, que cuando me duela menos la cabeza me enteraré para qué sirve. 

Cuando llego a casa y abro la bolsa descubro que las cajas son todas iguales, y que llevan una pegatina con mi nombre, el medicamento que es, el principio activo que lleva, la doctora que lo ha recetado, la dosis que debo tomarme, la fecha en la que ha sido recetado, lo que cuesta, quién te lo ha vendido y en qué farmacia con todos sus datos. También hay una hoja donde te explica qué es lo que has comprado y para que sirve (el prospecto vamos), y por detrás una tabla para que te apuntes cuándo tienes que tomarte qué, y debajo de eso una serie de consejos para que no te pongas más malito y te cures pronto.

Mira que son "apañaos" estos isleños...