Una vez
Una vez, cuando fui adolescente, me enamoré de un locutor de radio. En realidad me enamoré de su voz. Por aquella época escuchaba la radio hasta altas horas de la noche, buscando, quizá, respuestas a mis infantiles preguntas en el íntimo acto de compartir el insomnio. No puedo recordar de qué exactamente era el programa de mi invisible locutor, pero me recuerdo imaginando de qué color serían sus ojos, cómo sería su sonrisa, cómo se moverían sus manos, y de qué me hablaría mientras comiéramos pipas en cualquier banco de cualquier parque.
Ahora ya no escucho la radio, y mis noches de insomnio se llenan de letras detrás de un pantalla de leds, se llenan de música, de cortos, de fotografías, de blogs...ahora ya no escucho la radio, pero con cada click me sumerjo en nuevo universo que tiene detrás un potencial locutor de radio del que enamorarme.
Últimamente tengo un favorito, que reúne todos los requisitos, un favorito del que me gusta pensar de qué color serán sus ojos, cómo sera su sonrisa, cómo se moverán sus manos y cómo sera su voz mientras me hable compartiendo una cerveza en cualquier bar de cualquier ciudad.
Os dejo el link, por si en algún momento os entra la curiosidad:
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